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- Cuba: la despistada prensa oficial (Video, Aida Calviac habla sobre el periodismo en Cuba)
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Pantalla Cubana HD
viernes, 11 de abril de 2014
Hay un desfase abismal entre la realidad cotidiana y la información brindada por una despistada prensa oficial.
Nunca en Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores o algunos de los 15 órganos provinciales de prensa, fue noticia del flagrante contrabando de armas del régimen de Castro con el de Corea del Norte, violando el embargo que mantiene Naciones Unidas a la dinastía de Pyongyang.
La aburrida y desorientada prensa nacional, escrita, radial o televisiva, hasta la fecha no ha reportado sobre los espacios abiertos al diálogo por la Iglesia Católica. O noticias locales que han tenido repercusión, como la protesta en Holguín de trabajadores por cuenta propia o la insólita caminata de una mujer desnuda en la ciudad de Camagüey.
También pasan por alto asuntos menos
tensos o polémicos, como la visita a Cuba de los peloteros de Grandes
Ligas Ken Griffey Jr. y Barry Larkin o de famosos como Beyoncé y su
esposo el rapero Jay Z.
Tampoco les interesa que los lectores o
televidentes se enteren que artistas y músicos cubanos residentes en el
exterior visiten la isla y hagan actuaciones, son los casos de Isaac
Delgado, Descemer Bueno y Tanya, entre otros.
Ni siquiera se publica un artículo para analizar los desquiciados precios en la venta de autos o servicios de internet.
En temas internacionales, el viejo truco
es mostrar solo una parte del fenómeno. Para quienes solo leen medios
oficiales y no tienen acceso a otras fuentes informativas, los que
protestan en Ucrania, Venezuela y Turquía, son terroristas y fascistas.
En Cuba nunca se publicó que el dictador
Kim Yong Un ejecutó de manera sumaria a su tío. Igualmente guardan
silencio sobre las atrocidades que acontecen en los campos de
concentración en Corea del Norte. O sobre el trato degradante a las
mujeres en Irán.
Los espacios de los periódicos suelen
estar ocupados por comentarios culturales y deportivos en tono bajo, la
cartelera de la televisión, noticias optimistas acerca de la producción
agrícola o la buena marcha de las reformas económicas dictadas por el
presidente Raúl Castro y sus asesores.
Al parecer, consideraron inoportuno
informarle a los cubanos de las pláticas entre el millonario azucarero
cubanoamericano Alfonso Fanjul y el canciller Bruno Rodríguez. Tampoco
creen conveniente que la gente de a pie conozca que Antonio Castro, el
hijo de Fidel, juega en torneos de golf.
O que recientemente empresarios de
billeteras abultadas pagaron 234 mil dólares por un humidor artesanal
de tabaco Montecristo en el XVI Festival del Habano y donde el invitado
más conocido fue el cantante británico Tom Jones.
La información local es dirigida por
ideólogos inflexibles que presumen que tras la cacareada libertad de
prensa, se esconde una ‘operación militar de los servicios secretos de
Estados Unidos’.
Y se lo toman en serio. Como si se
tratara de un asunto de seguridad nacional. Por eso los periodistas son
soldados de la información. Amanuenses disciplinados.
Video La ex jefa de la sección internacional del Granma, Aida Calviac habla sobre el periodismo en Cuba
Para los talibanes del Partido
Comunista, internet y las redes sociales son una forma moderna de vender
capitalismo a distancia. Los nuevos tiempos los ha pillado sin muchos
argumentos. Aseguran tener la verdad, pero temen que sus ciudadanos la
comprueben por sí mismo.
Las lecturas de ciertas informaciones
deben ser sugeridas por el magnánimo Estado. Piensan, y se lo creen, que
los ingenuos compatriotas no están preparados ni lo suficientemente
inoculados para el veneno propagandístico de los grandes medios
mundiales de comunicación.
Ni siquiera Raúl Castro ha logrado
quebrar la tozuda censura y el sopor habitual de la prensa oficial.
Desde hace años, Castro habla de convertir la prensa en algo creíble,
ameno y atractivo. Pero nada ha cambiado.
Destinados al consumo externo, se han
abiertos webs y blogs oficialistas. Con voz propia intentan promover el
espejismo de una apertura. Los guerrilleros de la palabra quedan para
consumo interno.
Cubanos en la red social/Iván García