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- Prostitución masculina en Cuba, una historia real (Video)
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Pantalla Cubana HD
viernes, 4 de abril de 2014
Son las 2:07am y me encuentro en el
Malecón Habanero, justo frente por frente al Bimbón. Estoy en este
momento rodeado, según puedo calcular, por más de 400 personas. La gran
totalidad son hombres homosexuales que ejercen la prostitución en este
sitio. Intento introducirme en el juego. Camino de un sitio a otro
mirando a todos, un poco extrañado aunque mi objetivo era aparentar
familiaridad con el contorno.
Para nadie es secreto que Cuba es un
principal destino de turismo sexual en el mundo, aunque me duela en el
alma lo debo admitir. En la década de los 90 con la apertura del turismo
la prostitución aumentó exponencialmente. A principios de los 2000
cuando aparece Chávez junto con las grandes inversiones por el turismo
médico, el turismo convencional pasa a un segundo plano perdiendo
prioridad, y de este modo todas las instalaciones y servicios turísticos
perdieron la calidad establecida. De esta forma, el único turismo que
se ha mantenido fuerte hasta el momento en Cuba, es el turismo gay.
Estoy rodeado de policías, hay como
cinco en menos de 10 metros cuadrados. Todo quien pasa por delante de
ellos le piden el carnet de identidad. Yo fui uno de los interrogados.
Tuve que responder preguntas como: ¿Estudias o trabajas? Si eres de
Centro Habana, ¿Qué haces por esta zona? ¿Tienes antecedentes penales?
Nada pasó con mi persona porque mi interés era continuar la
investigación y no discutir con estos esbirros. Me acerco a un travesti
conocido como “Samanta” y ella me explica lo ocurrido.
Resulta que la policía tiene la orden de
detener a todo el cubano que no sea de La Habana y transite por esa
zona. Cuando ellos capturan 4 o 5 “no habaneros” entonces llega el
camioncito de la policía y los llevan a la estación de la PNR de Zapata y
C. Allí les levantan un acta por “asedio al turismo” y los deportan a
sus respectivas provincias con restricciones para regresar nuevamente a
la capital.
.“Cada vez que agarran a un oriental
este le tiene que pagar 3 cuc al policía para que no llame a la patrulla
y lo manden a Oriente, y después imagínate, de madre regresar a La
Habana”- Me sigue contando Samanta sobre la situación.
Sigo mirando a mi alrededor y entre el
gran tumulto de gente veo a turistas rubios altos, por supuesto que no
son norteamericanos. ¡Parecen europeos nórdicos! Uno de ellos mide casi 2
metros y conversa con un chico que no creo llegue al metro sesenta de
altura. Escucho lo que hablan y me doy cuenta que tienen problemas de
comunicación y digo, ¡Voy a ayudar! Doy varios pasos y me paro al lado
de ellos. El extranjero habla en inglés y el cubano en español, ninguno
se entiende. Yo me defiendo un poco en inglés. Quizá les pueda auxiliar a
entenderse.
Me meto en la conversación y me
presento. Por supuesto no entiende mi nombre y no pierdo tiempo en
explicarle. Le digo en inglés: “Imagina que estás diciendo U.S. NAVY”.
Me dice que es ruso y se presenta como Denis; el cubano me cuenta que es
de Ciego de Ávila y que está “en la lucha”. ¿Ahora cómo le explico yo a
ese ruso lo que significa “estar en la lucha”? Pero me imagino que si
el ruso está en este lugar se debe imaginar que esto es un mercado de
prostitución barata. Denis quiere saber cuánto cobra el chico cubano (me
dijo su nombre, pero de verdad que es más complicado que el mío y no lo
recuerdo).
“¿Cuánto cobras mi hermano?” – Le pregunto
“Dile que yo hago de todo. Cobro 5 cuc con condón y 10 cuc sin condón” – Me indica.
“Dile que yo hago de todo. Cobro 5 cuc con condón y 10 cuc sin condón” – Me indica.
Mis ojos solos se abren, me ha caído un
cubo de agua fría. ¿Dónde estoy? Se me congela el alma y el pecho se me
encoge. No puedo decir nada, tengo un nudo en la garganta. ¿Cómo que 10
cuc sin condón? ¿Cómo una persona puede poner precio a su vida y su
salud? ¿10 cuc? ¿En serio? ¿Cómo le explico al ruso que este niño tiene
tarifa especial para sexo sin condón? Me estoy enredando.
Finalmente se lo traduzco, así tal cual,
con la misma frescura y tranquilidad con que me lo dijo el avileño.
Denis me mira a los ojos fijamente por primera vez. Su rostro cambió
completamente al darse cuenta que no estoy bromeando; y le pregunta al
cubano: -“¿Qué edad tienes?” Y el chico cubano responde: -“Ya casi
cumplo 17”-. Acto seguido el ruso me dice: “Mejor me voy a casa” y se
marcha dejándome con Yasiender (que finalmente entiendo su nombre). Le
dije:
“Yasiender, tu puedes hacer lo que
quieras con tu cuerpo. Eres joven y libre. Puedes ponerte el precio que
más te guste, no te critico en lo absoluto; pero poner un coste a tu
vida, tu salud, eso es inaceptable. Tu vales mucho chico, buena suerte”
Sé que no me ha entendido del todo pero
no puedo estar un segundo más en esa situación. ¡Es un menor de edad!
Debería estar estudiando para las pruebas de ingreso de la universidad, o
jugando en su casa dominó con sus amigos, pero ¿qué hace un niño de 17
años prostituyéndose de tal forma en las calles de La Habana? No
encuentro ninguna respuesta entre todo el torbellino de ideas que me
vienen a la cabeza.
Sigo caminando por la calle 23 y subo
hasta un sitio llamado “LA GRUTA”. Voy solo. Ninguno de mis amigos ni
familiares sabe dónde estoy. Sólo llevo mi teléfono celular con cámara y
mi billetera con algunos cuc (un poco menos que lo que Yasiender
cobraba). LA GRUTA es una discoteca gay, una de esas que Mariela Castro
ha logrado abrir legalmente en La Habana. Hace pocos años estos sitios
de ambiente se organizaban fuera de la ciudad y eran conocidos como
“Fiesta de William”, donde la policía acosaba y reprimía muchísimo. Al
parecer finalmente han logrado habilitar un espacio de entretenimiento
homosexual en Cuba. ¡Ya era hora! Voy a entrar a echar un vistazo.
Bajo las escaleras, pago mi entrada de
3.00cuc y entro. ¡Vaya! ¡Sorpresa! Hay una señora con una palangana de
agua con hipoclorito “obligando” a todo el mundo que entra a meter las
manos ahí. ¡Claro, el cólera!
El ambiente está tranquilo, la música me
gusta. Justo en este momento suena la canción de Descemer Bueno con
Buena Fé “Ser de Sol” y pasan el video clip por la pantalla. El lugar
tiene bonita iluminación. Hay personas sentadas en unas mesas frente al
escenario mientras otras se quedan de pie. Por supuesto, todo tiene
pinta de que habrá un show… y vaya suerte, acaba de comenzar. Se apagan
las luces y comienza la música Dance. Salen cuatro chicos vestidos de
militares con gafas y botas. Comienzan a bailar, y se quitan la camisa, y
la boina, y el pantalón. Se quedan casi en pelotas. Los turistas
comienzan a acercarse al escenario y le ponen billetes en sus
“calzoncillos”. Mientras más dinero les ponen, más provocan al público.
El espectáculo dura como una hora y es simplemente eso, bailar casi
desnudos frente a un público variado donde los turistas pagan bien por
ver la “carne cubana moverse”.
Qué pena. ¿Esto es por lo que está
luchando Mariela Castro? ¿Prostitución legal? Esto es un sitio estatal.
Fuera la policía ataca ferozmente y aquí es patrocinado por la hija del
presidente. Están usando a cuatro jovencitos cubanos bien parecidos para
incentivar, motivar, promover el turismo sexual en Cuba y a su vez la
prostitución. Uno de esos chicos tiene en su parte más íntima en estos
momentos más dinero que lo que gana un médico cubano en 9 meses de
trabajo. Se les ve, algunos billetes sobresalen. ¿Qué pensará cualquier
estudiante universitario que esté presente aquí esta noche? ¿Pensará que
es más productivo dejar la carrera y prostituirse? Espero que si lo
hacen no contemplen en sus tarifas la opción de “sin condón”. Pero esto
no es todo. LA GRUTA se va llenando y me siento en medio de un
supermercado. Los turistas pasan, miran, eligen, y se van con su
producto; así descaradamente, y los que van quedando se desesperan por
conseguir clientes o compradores.
Salgo
de ese sitio. Ya es suficiente. Han sido demasiadas emociones para una
noche. ¿A dónde van los homosexuales cubanos que no se prostituyen?
¿Existirá ese lugar? No lo he conocido. Apuesto lo que sea que Mariela
Castro estará pensando en eso.
En Cuba se hacen gratuitamente
operaciones transexuales pero no les cambian el nombre a los pacientes.
No existen leyes que incluyan a los homosexuales en el código de
familia. Ni siquiera en el CENSO son contados. ¿Ley de matrimonio? ¡Qué
va! La prostitución es completamente ilegal y penada, pero se observa
día a día en las calles. La policía corrupta explota a estos chicos,
incluso a menores de edad. Ser homosexual no es una decisión, ni una
opción; es simplemente un gusto y eso no se puede cambiar. Machado
Ventura dice que sobre su cadáver ocurrirán cambios pro-gay en Cuba.
¿Tendremos que esperar que este señor muera para que ocurran cambios del
siglo XXI en nuestro país?
Estoy seguro que esta experiencia que he
vivido hoy no es ignorada por Naciones Unidas, ni por las sedes
diplomáticas en este país, ni por los cubanos de a pie, ni por esos
cederistas de conciencia que aún quedan. ¿Qué pasa? ¿Por qué no lo
denuncian? Quien denuncie públicamente un hecho como el que estoy
viviendo esta noche se convierte en disidente contrarrevolucionario.
Creo que ya es muy tarde para cambiar, pero al menos, nunca es tarde
para educar a las nuevas generaciones que crecen con la idea de que
“jinetear” es la “salvación”.
Cubanos en la red : Yusnaby Pérez
Es una prostitución mórbida y pobre.
ResponderEliminarGracias Armienne por tu comentario
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