CUBANOS EN LA RED SOCIAL

Toda comedia se caracteriza porque los personajes protagónicos se ven enfrentados a las dificultades de la vida cotidiana y hacen escarnio de la debilidad humana. En la comedia, los protagonistas se enfrentan a ellos mismos haciendo reír al público... pero en la que se acaba de estrenar en La Habana, los protagonistas se enfrentan a la Seguridad del Estado.

Aunque es una nueva comedia recien estrenada, el guionista es el mismo, la Seguridad del Estado cubano. Los protagonistas también son los mismos, Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Osvaldo Mitat y Manuel Alzugaray y cuatro nuevos actores, José Ortega Amador, Obdulio Rodríguez González, Raibel Pacheco Santos y Félix Monzón Álvarez, bajo la dirección de Luis Posada Carriles.
Aunque se trata de una nueva comedia, el argumento de la obra no tiene nada original. La puesta en escena del primer acto, trata de cuatro terroristas de origen cubano residentes en Miami que viajan en varias ocasiones a La Habana "para estudiar y modelar (un plan para) la ejecución" y "atacar instalaciones militares con el objetivo de promover acciones violentas" dentro de la Isla.
La obra se desarrolla en una atmósfera gris con mucho humo. Aparece en escena un funcionario del Gobierno vestido de verde olivo y con una voz ronca y rostro severo, que dice: "se realizarán las gestiones pertinentes con las autoridades estadounidenses competentes para investigar estos hechos y evitar (...) la actuación de elementos y organizaciones terroristas radicados en ese país y que pongan en peligro la vida de personas y la seguridad de ambas naciones". Cae el telón del primer acto.
El segundo acto -aunque el guión de la comedia sigue siendo poco original-, toma otro rumbo y se evidencia la áspera reacción de los "dueños" del Teatro de La Habana por la inclución de la Isla en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
En el intermedio del segundo acto, se puede ver detrás del telón, colgado en una de las cortinas y oculto a los ojos de los espectadores, un cartel amarillo, algo raído, con un pequeño texto... "Los países incluidos en la lista de Patrocinadores del Terrorismo no se les puede vender armas ni proporcionarles asistencia económica, y le confiere al gobierno autoridad para prohibir a cualquier ciudadano de los EE.UU. que participe en transacciones financieras con dichos gobiernos sin una licencia del Departamento del Tesoro".
En la continuación del segundo acto, se revela una de las principales intenciones de la obra, implicar a antiguos "contrarrevolucionarios" cubanos con el terrorismo viviendo en territorio estadounidense, convirtiendo, de hecho, a Estados Unidos en un país patrocinador del terrorismo y que "alberga" terroristas.
Aquí la obra tiene un momento de tristeza cuando un funcionario del gobierno se queda solo en el escenario haciendo un breve monólogo con un rostro apesadumbrado: "...no se podrán hacer transaciones financieras con los yanquis...". Cae el telón.
En el tercer acto, aunque el guión sigue siendo malo, se llega al clímax principal de la obra en la que se sugiere un posible canje de "prisioneros terroristas". Dos agentes secretos caminan por el escenario mientras uno le dice al otro: "Podríamos canjear a estos cuatro "terroristas" cubano-estadounidenses y a Alan Gross por los tres "héroes" cubanos encarcelados en Estados Unidos..."
El último acto de la obra aún no se ha escrito, pero los espectadores podrían quedar atónitos cuando se levante el telón para presenciar la última escena de la comedia recien estrenada en el Gran Teatro de La Habana. Esperemos por las noticias de las próximas semanas.

Cubanos en la red social/Correo de Cuba
Claudia Vergara
Escritora y periodista independiente