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- #Cuba, ¿la salud más cara del mundo?
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Pantalla Cubana HD
viernes, 2 de mayo de 2014
“Al menos la salud es gratuita en Cuba, si no, me hubiese muerto” me dijo mi padre mientras conversábamos sobre su enfermedad sentados a la mesa de mi casa. Mi papá tiene 51 años; es un hombre robusto y fuerte, de apariencia saludable, pero tiene cirrosis hepática. Nunca ha sido alcohólico, ni siquiera bebe; pero hace 30 años, por negligencia médica, le contagiaron el virus de la Hepatitis C en una transfusión sanguínea al operarse la garganta. Mi padre desde entonces se convirtió en donante y realizó múltiples donaciones hasta que en una de ellas, 20 años después del contagio, le detectaron la enfermedad. En aquel momento ya su hepatitis era crónica y, desde hace poco, se convirtió en cirrosis. Como “compensación” por la negligencia, el estado le da prioridad en los turnos médicos, algo que mi padre agradece. Este servilismo me inquieta. -“¿Cómo puedes agradecerle a quien te robó la salud?, tú no estarías enfermo si el estado hubiera hecho bien su trabajo. En cualquier país civilizado te indemnizarían y aquí te recuerdan que “te dan prioridad” para que se lo agradezcas.”-
A la conversación se sumó mi abuela de
77 años, que hoy cobra una pensión de 192 pesos cubanos (8USD) al mes.
Ella tiene una úlcera en el estómago. A los pacientes con esta situación
los médicos les aconsejan alimentarse con leche y malanga; y se les
concede una dieta extra a la canasta básica racionada con un precio
reducido. Para poder acceder a esta dieta mi abuela tiene que someterse
cada año a una endoscopia donde le introducen por la boca un tubo para
ver su úlcera, y sólo así, el médico le autoriza a poder adquirir estos
alimentos. Este año, por el dolor tan grande que le causa el endoscopio,
ella se negó a realizar la prueba, y a pesar de que los médicos le
informaron que su enfermedad no tiene cura, hoy mi abuela no recibe
dieta.
Uno de los llamados `logros de la
revolución´ fue incrementar el acceso a la sanidad a lo largo del país y
hacerlo de forma “gratuita”. La televisión cubana y otros medios de
comunicación oficiales se encargan de repetirnos frecuentemente la
importancia de este “logro del socialismo”. Yo me pregunto a qué
policlínico van los periodistas del Granma, obviamente no debe ser al
mismo al que voy yo. Tal vez sea que se refieren al sistema sanitario de
los años 70 y 80 que, dicen (yo soy demasiado joven para saberlo),
funcionaba.
La masificación de la salud ocurrió en
mi país hace cinco décadas, a partir de lo que conocemos como el
consultorio médico. Este proyecto tenía como objetivo garantizar el
acceso de toda la población a la atención médica primaria, por lo que el
estado repartió a un especialista de la salud por cada barrio, el
médico de la familia. Recuerdo con mucho cariño a Susana, la doctora que
vivía en la esquina de mi casa y me atendía cuando era pequeño. Ella
conocía a cada vecino a la perfección. A veces no importaba la falta de
medicamentos o el mal estado del consultorio o policlínico, ella te
inspiraba tanta dulzura y confianza que hasta yo aprendí a no tenerle
miedo a las inyecciones. Estos doctores fueron ubicados en los
consultorios médicos, construcciones de dos plantas propiedad del
estado, donde abajo hay un pequeño local de consulta a la población y
arriba una vivienda para que viva el médico con sus familiares.
Muchos de ellos después de tantos años
ya se han retirado o bien han dejado de trabajar para Salud Pública, sin
embargo, al no tener otra vivienda donde mudarse se han quedado
viviendo en estos consultorios. En otros casos después de muchos años de
usufructo la ley permite que los médicos obtengan la propiedad de la
vivienda, dejando así huérfano el concepto original del proyecto. Hoy,
ya Susana no vive en la esquina de mi casa, en el consultorio vive un
señor que trabaja en un hotel. Así ha ocurrido en muchos lugares del
país. Ese acceso sencillo y cercano a la atención médica primaria ha
perdido su masividad.
El punto clave de este tema es la
gratuidad aparente con la que el gobierno cubano hace campaña; y justo
aquí comienzan los sobornos. Un turno médico puede conseguirse de forma
inmediata llevándole un regalo al médico, desde una merienda hasta
dinero, en dependencia del caso. “Ayúdame que yo te ayudo” es la frase
que se escucha mucho en Cuba cuando alguien quiere sobornar sin tener
que decir “te voy a pagar”. Este método funciona en todas las escalas,
desde resolver una cama en un hospital hasta la disponibilidad de unos
rayos x. Un ejemplo es lo que ocurrió hace poco en el hospital
Maternidad Obrera, el director tenía montado una consulta privada
especializada en cirugía estética; por supuesto, usando recursos
estatales y cobrando en dólares lo cual, además de ilegal, es una
irresponsabilidad social. Este caso terminó con prisión y anulación del
título de medicina a los implicados en el tema.
Esta situación es consecuencia directa
de los salarios de los médicos y el poco incentivo que reciben del
estado. El salario de un médico oscila alrededor de los 600 pesos
cubanos (25USD) al mes, que alcanzan para muy poco. Muchos especialistas
de la salud se han desvinculado del sistema, algunos se han ido del
país y otros trabajan en el sector del turismo, donde gracias a las
propinas de los extranjeros, hoy ganan 40 veces más que salvando vidas.
Nuestros médicos sueñan con “el viaje” a Venezuela ¡y ahora a Brasil!.
Es la única forma de ganar algunos dólares. Por supuesto, en la
selección para el envío internacional sólo califican los mejores, que
dejan un espacio vacío en la atención nacional. Brasil paga por cada
médico más de 4000USD al mes, pero este dinero no llega al doctor bien
preparado y dispuesto que se fue a trabajar día y noche para ayudar a su
familia; este dinero se le entrega al gobierno de Cuba que luego le
paga al médico menos del 10%. Pero claro, este irrisorio 10% representa
16 veces lo que gana en Cuba, y con este mecanismo de explotación, los
médicos cubanos sobreviven y el gobierno de mi país recibe la divisa que
tanto necesita.
Ante el déficit nacional de médicos,
agudizado por estas misiones internacionales, estudiar medicina se
convirtió en una carrera priorizada en Cuba.
Hoy en día, hasta los estudiantes
preuniversitarios con los promedios más bajos pueden optar por estudiar
esta carrera. Los profesores de la universidad se quejan de que no
pueden suspender a sus estudiantes en los exámenes cuando no cumplen los
objetivos del mismo. Carlos, un profesor de la facultad de medicina me
contaba: “Los profesores que suspenden a estudiantes de medicina en Cuba
se pueden meter en serios problemas. Lo que importa es la cantidad de
médicos graduados y no la calidad de los mismos. El objetivo es
exportarlos y mientras más haya: mejor.” Por supuesto, en Cuba hay
excelentes doctores, no es mi intención opacar el mérito que se merecen.
Conozco a muchos que les apasiona la medicina, que lo hacen de corazón y
que prueban ser excelentes profesionales. Justo eso es lo que necesita
mi país, médicos de vocación, no de super-producción nacional como la
papa o la caña de azúcar.
Ya en la mesa de mi casa éramos varios
debatiendo. Además de mi padre y mi abuela, se incorporaron mi madre y
dos vecinos. Todos coincidimos en un punto. El gobierno de Cuba dice que
los bajos salarios estatales son debido a las subvenciones y
gratuidades como la salud. Entonces, si mi mamá que es científica y gana
30USD al mes pero que con sus manos le genera miles de dólares al
gobierno… ¡Tenemos el sistema de salud más caro del mundo!
Cubanos en la red social/Yusnaby Pérez