Posted by : Pantalla Cubana HD martes, 20 de mayo de 2014

El 20 de mayo los cubanos en el exilio celebran esa fecha como el Día de la Independencia de Cuba. (En la isla la dictadura castrocomunista, desdeñosamente ha suprimido esa festividad y el sentido de esa fecha).

Ese día, en el año 1902, quedó constituida la República de Cuba como nación independiente. Hablemos, pues, no sólo de los detalles polémicos o laudatorios de ese acontecimiento histórico, sino de la posible trascendencia que pueda tener para el enlace útil del pasado con el futuro nacional cubano. ¿Hacen bien los cubanos que en el destierro mantienen esa costumbre como una especie de ritual patriótico? ¿Qué contenido imprescindible tiene esa fecha para la nación cubana?

Para que un pueblo se convierta en nación, tiene que sentir que está persiguiendo en común la plasmación de un objetivo, afirmó uno de los jurisconsultos que estudié en mis años universitarios.

En el desarrollo de los pueblos podemos distinguir tres etapas en el tiempo: el país, la patria y la nación. El país lo definimos como un territorio que habita un número de personas simplemente; en los dos primeros siglos, después de la conquista, eran españoles radicados en la isla. Patria es más que territorio, y más adelante los criollos no eran ya españoles, sino cubanos, los que aún lejos de su tierra la llevaban en espíritu consigo. Y fueron los que echaron las bases de la futura nación que querían para Cuba. Los padres fundadores.

De modo que, cuando en 1868, se alzaron en armas en busca de la independencia y, acordes con las ideas de libertad y democracia del pensamiento filosófico moderno, constituyeron un gobierno civil, aún en el propio campo de la guerra; un gobierno con la separación de los poderes: un Ejecutivo que tenía que rendir cuentas a la Cámara de Representantes, o Legislativo. Y todo bajo el imperio jurídico de una Constitución: la Constitución de Guáimaro, o sea, los tres pilares en los que asienta el Estado de Derecho.

Ese legado de civilidad y de específica estructura jurídica, lo recogió y obedeció José Martí y sus compañeros de la nueva generación de patriotas que promovieron la Guerra de 1895, en la que se respetó e instauró de nuevo un gobierno civil, desde el mismo campo de batalla, con la misma estructura jurídico-política del de la anterior Guerra de los Diez Años; y se promulgaron dos Constituciones: la de Jimaguayú y la de La Yaya. Continuando y reinstituyendo el legado de los primeros fundadores de la república venidera, llegada la paz.

Martí respetó aquel legado, el cual especificó en las Bases del Partido Revolucionario Cubano, motor político de la nueva guerra y documento programático para la futura nación. (Por cierto, bien opuesto a la tiranía totalitaria y foránea impuesta en Cuba desde 1959). Y en dichas Bases se proponía fundar “un pueblo nuevo y de sincera democracia… basada en el equilibrio de las fuerzas sociales… sin el predominio de clase alguna, sino por la agrupación conforme a métodos democráticos de todas las fuerzas vivas de la patria”.

Ese programa era sólo posible de aplicar bajo la estructura de los gobiernos civiles que los fundadores de la nación futura establecieron desde la manigua.

Terminada la guerra (y tras el cese de la Intervención norteamericana, intermedio propio para otro tipo de análisis), el 20 de mayo de 1902 se estableció la República de Cuba independiente, estructurada formalmente bajo una Constitución, y asentada bajo la separación de los Poderes del Estado, con el esquema jurídico de un Estado de Derecho.

Así echó a andar la República, con errores y aciertos, con achaques y virtudes, con vicios reprochables y valores plausibles, pero con un mecanismo funcional que le permitiría repararse a sí misma en el camino adelante y, desde luego, sin los altos costos que hemos tenido que pagar, por las interrupciones lamentables de su formal camino democrático.

Ahora, en este largo exilio, los cubanos celebran el 20 de Mayo, Día de la Independencia, de la instauración de la República, por lo que lucharon con heroísmo en tres guerras los “padres fundadores”, que propusieron un esbozo de gobierno civil, bajo el fragor de la batalla.

En la república surgida el 20 de mayo de 1902, ¿qué elementos o factores, políticos o ideológicos, jurídico y deseables, se recogen y preservan del legado que en nuestro proceso histórico, dejaron para la nación futura los padres fundadores? Si algo ha tenido de positivo y que pudiera servir para ayudar a la futura reconsideración de una nación cubana históricamente coherente, entonces sí hacen bien los cubanos del exilio en rememorar y mantener en espíritu, la fecha del 20 de mayo como tradición patriótica necesaria.

Cubanos en la red social/ Por ÁNGEL CUADRA/Diario las Americas

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