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Pantalla Cubana HD
viernes, 23 de mayo de 2014
La disidente cubana Miriam Leiva visita por primera vez Washington en un momento en que están creciendo las voces en Estados Unidos que piden al presidente Barack Obama que atenúe el embargo impuesto a la isla comunista hace más de 50 años, ampliando las medidas flexibilizadoras que aprobó a principios de su primer mandato.
Leiva trabajó durante 20 años para el Gobierno
cubano hasta que en 1992 fue destituida después de que su marido, el
fallecido economista y periodista independiente Óscar Espinosa, fuera
acusado de contrarrevolucionario. Espinosa fue uno de los 75 disidentes
encarcelados en 2003 y posteriormente liberados. Su encarcelación llevó a
Leiva a cofundar las Damas de Blanco, de las que se desvinculó en 2008.
Durante su visita ha mantenido reuniones con altos cargos del
Departamento de Estado y la Casa Blanca, y con congresistas.
Pregunta. Usted ha dicho en alguna ocasión que si la sociedad civil cubana tuviese mayor independencia económica tendría más independencia política.
Respuesta. Por eso, el Gobierno cubano
siempre ha cerrado todo y no ha querido que los cubanos sean más
emprendedores, que tengan más negocios por cuenta propia. Pero el
Gobierno tiene que abrir más porque tiene que desemplear a muchas
personas, los salarios no valen nada ni las pensiones. Hay muchas
necesidades en Cuba y tiene que buscar formas de reactivar la economía.
P. ¿Qué le parecen algunos de los cambios que se han aprobado recientemente en Cuba, como la ley de inversión extranjera?
R. La ley es una necesidad muy grande del Gobierno cubano, que ha descapitalizado totalmente el país. Todas las ramas de la economía y los servicios están colapsadas o en crisis porque el Gobierno no tiene capacidad de inversión propia porque no tiene dinero, y ha tenido que recurrir a los que siempre criticó, que es a los capitalistas y más a los extranjeros para tratar de traer 2.500 millones de dólares. La ley tiene sus limitaciones. ¿Por qué los cubanos y cubano-estadounidenses no pueden invertir? Eso debería considerarse. Es muy importante también ver qué fruto tendrá de inmediato, no creo que sea muy inmediato porque los inversores tienen que tener garantías.
P. ¿Hasta qué punto son irreversibles las reformas de Raúl Castro?
R. Si el Gobierno cubano da vuelta atrás
es un colapso para el Gobierno porque no tiene capacidad de invertir,
inclusive de importar. Sencillamente no tiene dinero. El Gobierno puede
revertir las reformas, pero si lo revierte de qué va a vivir, si
Venezuela está muy incierta, si otros países no le van a regalar el
dinero porque al hacer un préstamo no se sabe si lo va a pagar. Y esto
es lo que precisamente impulsa al Gobierno a tener que hacer algunas
medidas internas y también a buscar inversores extranjeros. Además,
esperaban tener petróleo y no lo han encontrado, esperan el puerto de
Mariel pero eso llevara unos años. Aunque están buscando dinero en el
exterior, ellos tienen que mover esa economía. Las limitaciones es que
han vivido 56 años en ese sistema inoperante, pero incluso los que están
en el Gobierno no tienen otro conocimiento, no ven otra cosa, están
entrampados por no perder el poder, por el miedo a abrir demasiado.
P. ¿Cómo ha afectado este aperturismo económico a la situación de la disidencia en Cuba? Usted ha criticado que no es útil que EE UU ayude económicamente a la disidencia.
R. No ha tenido ese impacto en la
disidencia porque esto está más enfocado hacia la población. Lo que
pudiera hacer EE UU es más directamente acciones hacia la población
cubana. No quiere decir que no se apoye a la disidencia, sobre todo
desde el punto de vista moral, pero las medidas de Obama tienen que ser
más audaces, ir más allá, tienen que tratar de ver cómo se puede ayudar a
que el cubano pueda ser de verdad un emprendedor que tenga
autosustentación.
R. Hace mucho tiempo que la posición común
no tiene sentido porque no ha dado resultado. El Gobierno utiliza los
métodos de siempre, se aísla, le culpa de todo a los demás. Sentarse a
dialogar, plantear los problemas influye en que se mueva, que no sea
estática [la relación]. Además no es lógico que la UE tenga 28 países
pero Cuba tenga relación solo con 17. Por ejemplo, con España no hay
acuerdos bilaterales.
Creo que el propósito no es que estos países cambien algo
en Cuba porque el cambio depende de nosotros los cubanos, pero sí que
estén allí presentes. Y al conocer y ver esas sociedades pueden ayudar
al cubano a ampliar sus horizontes mentales y conocimiento. Es positivo
el diálogo, pero no quiere decir que haya acuerdo porque tampoco van a
aceptar cualquier cosa que quiera el Gobierno.
P. ¿Cree que parte del exilio cubano en EE UU debería plantearse un cambio de actitud, sobre todo el sector más inflexible?
R. Creo que todos los cubanos, estén donde
estén, tienen que darse cuenta de que estamos en 2014 con un país que
hace 56 años que está sometido a una situación tan anormal y tan
distinta que el 70% de las generaciones nacieron después del año 59.
Esas generaciones ya no son las del 59 ni tampoco las aspiraciones
pueden ser la mismas donde quiera que nos encontremos.
P. Hace casi ocho años que Fidel Castro cedió el poder a su hermano, teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado, ¿cree que su figura puede haber perdido cierto peso?
R. Fidel Castro ya llevaba perdiendo peso
cuando dejó el poder y lo ha perdido totalmente en esta etapa porque él
siempre dijo que todo lo que se hacía en Cuba lo hacía él, todo era
gracias a él. Los cubanos saben que todo este desastre, sus calamidades y
necesidades son gracias a Fidel Castro. Fidel Castro destruyó el país y
la vida de los cubanos. Hoy día muchas personas que creyeron y
quisieron a Fidel Castro y a la revolución están pasando grandes
necesidades, quizá hasta hambre, tienen los zapatos rotos y la pensión
no les sirve para nada.
Las otras generaciones tienen una gran frustración porque
están muy limitadas y los jóvenes no tienen presente ni futuro. ¿Qué
legado deja Fidel Castro? El de la Cuba destruida. ¿Y qué es lo que está
haciendo Raúl Castro? Tratando de arreglar algo de eso para ver si
puede echar a andar un país y un sistema que no tiene arreglo. Hay que
empezar a cambiar toda la estructura socioeconómica y política del país,
pero ellos están entrampados. Es muy difícil que Raúl Castro rompa así
de pronto con todo aquello.
P. ¿Cómo desearía que fuera la transición?
R. La transición tiene que ser pacífica,
tenemos que ponernos de acuerdo los cubanos en cómo hacerlo, no creo que
se parezca a ninguna transición que ha habido antes y ojalá pudiera ser
como la de España o Sudáfrica, pero eso sería muy difícil porque son
experiencias distintas. Por ejemplo, España tenía partidos, que aunque
fueran reprimidos tenían fuerza dentro. Nosotros aquí ni hemos tenido
partidos. En Cuba hay que partir de una situación en que hay que crearlo
todo, hasta la experiencia y el conocimiento de cosas que empezaban a
desarrollarse en el año 59 y que se frustraron por una barbaridad de un
golpe de Estado.
P. Usted ha dicho que los venezolanos deberían luchar para no convertirse en una nueva Cuba.
R. Los venezolanos tuvieron la desgracia
de que en el momento en que el petróleo empezó a tener un precio tan
alto, llegó Chávez a regalar el petróleo y a dilapidar el dinero de
Venezuela y además a cortar la democracia imperfecta que tenían. Ellos
están en una situación muy complicada porque la sociedad está dividida.
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