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- Lecciones de la escuela primaria en Cuba (+Video Caja de Colores)
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Pantalla Cubana HD
jueves, 10 de abril de 2014
Le digo a mi hija que ser responsable es un privilegio. No se de qué lugar tan profundo de mi ser sale esa fórmula de rebeldia. Descubro que es algo de lo que no estoy plenamente consciente. No es la educación que recibí en la escuela, ni en mi casa, donde lo más importante era ser obediente. Ser guiado por otros.
En un suspiro ha cumplido 7 años. En igual período que el que hemos recorrido juntas -el mejor de mi vida sin duda alguna-, tendra 14, después 21… Para entonces debo haberle enseñado lo mejor de mi. No estoy segura de haber sido libre. Y creo que solo se puede ser feliz desde ahí.En medio de tanta chusmería como se vive hoy en día en Cuba, mi hija y yo hemos tenido la suerte de que su maestra desde primer grado, es bastante buena. Pero no puede enseñarle a ser libre, y por eso, no puede educarla para ser de veras responsable. La maestra, yo no se si por convicción o por obediencia, pero sin duda alguna porque todos aquí le restamos importancia, debe enseñar a mi hija otros héroes que no son los de su madre, si alguno tuviera. Y debe adoctrinarla desde chiquita en una religión política que insisto en que nadie me ha preguntado nunca si estoy de acuerdo en que sea la que modele su conciencia infantil. Y se da por sentado que si la educación es gratuita debo aceptar que los valores que se le enseñen a mi hija sean los mismos que constituyen la profunda crisis de derechos humanos que se vive en nuestro país desde la toma del poder por el castrismo, que lo convierten en un lugar del que la mayoría sueña con escapar.
¿No podemos hacer otra cosa que restarle importancia a la manera como otros, que no elegimos, educan a nuestros hijos? ¿Contentarnos con que aprenden a leer y a escribir y quiza un día puedan ir a la Universidad y ser integrales si anulan su conciencia, su voluntad, su responsabilidad y su libertad?. Quién sale ganando más con lo de la educación estatal gratuita? ¿ La familia o la dictadura del Estado?
El día en que mi hija nació entendí que no podía seguir desligándome de mi responsabilidad. Ella me enseñó las primeras nociones de libertad con sus primeros
llantos. Ese día, en la sala donde estabamos a la espera de recibir el alta médica al día siguiente, estaban poniendo en un televisor Palmas y Cañas, un programa de
televisión ab aeterno, y detrás el Noticiero estatal. Y yo me dije que no quería nada de eso para ella, que su vida tenía que ser diferente de la mía, que todas las veces en que me quede callada de mis pequeñas verdades había perdido la oportunidad de labrarle un futuro. Pero no se me ocurrió enseguida qué hacer de mi parte para regalarle una mejor vida.
A los pocos años abrí el blog de Jeronimo, acogiéndome al hechizo de un grabado de Durero, y en el acto de encontrar mi propia expresión empecé a escuchar mi corazón, la misma voz que le dice a ella que ser responsable es un privilegio que ella merece y que debe darse, por amor a si misma.
Un país donde a la gente se le silencia de tantas maneras, que obstaculiza el camino a la verdad interior de cada uno, no puede producir crecimiento individual, florecimiento, creatividad, riqueza, felicidad.
Una amiga tiene a su hija de 3 años en el Circulo Infantil. Me contó que la niña llegó un día con que le habían mandado a pintar la gorra del Che. Así que tomó las crayolas negras y pintó lo mejor que pudo una gorra con una estrellita. Al día siguiente la niña llegó y dijo que ahora había que pintar el sombrero de Camilo. Y repitió el mismo paso. Pero al tercer día, mientras subía las escaleras de la casa, la niña anunció que esa noche debía pintar para el día siguiente los pantalones de Fidel. Mi amiga miró a su marido y los dos, a coro, concluyeron “¡No jodas!” Pero fuera de hacerse el chivo loco y olvidar la tarea si tiene tanta carga política, llegar tarde a los matutinos que también son políticos, no se puede hacer mas nada, mientras el sistema escolar sea propiedad del Estado. Cada día que pasa me pregunto cuál es el camino para recuperar las libertades que nuestros padres vendieron y en la que sin quererlo, postergando su responsabilidad, nos vendieron a nosotros.
Escritora independiente
Reside en La Habana
Autora de El Blog de Jerónimo