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- Educación, el fracaso de "un logro de la revolución cubana"
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Pantalla Cubana HD
sábado, 17 de mayo de 2014
Los salarios miserables han provocado deserciones a granel. Solo en La Habana hay un déficit de cuatro mil maestros de primaria y secundaria.
Un día antes del examen de Matemáticas, la maestra recalcó con tanto énfasis lo que se debía estudiar para la prueba, que los alumnos captaron el mensaje y desecharon el resto del contenido.
A la mañana siguiente, las preguntas del examen eran iguales a las del repaso. No hay nada nuevo bajo el sol. El fraude académico en Cuba, sobre todo en los grados primarios, secundarios y preuniversitarios, es algo endémico.
Se camufla de diversas maneras. Desde el pago con
moneda dura a un profesor, a métodos más sutiles como repasos de última
hora, que son respuestas cantadas previas al examen final.
Esta semana circularon versiones en La Habana sobre
un fraude casi masivo en los exámenes de ingreso a la Educación Superior
en la asignatura de Historia. Aunque el examen filtrado no se aplicó
finalmente en la capital, sí fue válido para provincias como Mayabeque y
Artemisa.
Hubo varios padres alarmados que llamaron al
Ministerio de Educación para hacer la denuncia, pero hasta el momento no
ha habido una respuesta oficial.
El precio del examen vendido alcanzó los 300 cuc, según dijeron varias personas consultadas.
El fraude escolar es una aberración donde la culpa
es compartida entre la familia y el régimen. En su intento de demostrar
la supremacía de una ideología, el Estado otorgó licencia a los
maestros para que, de una u otra forma, promovieran de grado a todos
sus alumnos.
“En los años 70 y 80, incluso en la actualidad, un
profesor que no promoviera a más del 95% de sus estudiantes era mal
visto. Lo políticamente correcto era que el 100% de tu aula pasara de
curso. Y con notas de sobresaliente. Ese monstruo creció. Tapábamos las
deficiencias con poco rigor académico. Ya no recuerdo las veces que
entré al aula durante un examen y le soplé todo el contenido a mis
alumnos. Esas aguas han traído estos lodos. La calidad del
estudiantado, incluyendo el universitario, está en su peor momento”,
cuenta un antiguo profesor de Geografía reconvertido en taxista
particular.
Un documental independiente,
realizado hace tres años, dejaba en evidencia carencias elementales
entre los cubanos nacidos después de 1959. En el material, ubicaban al
muro de Berlín en Australia. No podían situar en un mapa a Brasil. O
desconocían la fecha en que cayeron los próceres más importantes de
Cuba.
La enseñanza dogmática de la Historia, con un
acento especial en Fidel Castro y una visión encartonada de José Martí,
ha provocado que esa asignatura sea una de las más aborrecidas entre
los estudiantes cubanos.
“Es que te cuentan las hazañas de Martí, Maceo o
Fidel como si fuera un filme de Superman o Batman. Nos enseñan a
memorizar fechas y contar los sucesos o batallas como dice el libro o
como el profesor desea. No puedes analizar los hechos según tu
apreciación. Todo es muy mecánico”, dice Josuán, alumno de décimo
grado.
El régimen se ha enfrascado en una cruzada para
frenar el fraude escolar, la violencia verbal y las groserías urbanas.
“Se pierden horas en reuniones y cursos pedagógicos, analizando cómo
superar o mejorar la calidad académica, pero jamás se toca un asunto
clave: mejorar el salario de los maestros”, señala una profesora de
secundaria.
Los salarios miserables han provocado deserciones a
granel. Muchos docentes prefieren ser maleteros en un hotel, hacer
pizzas en una cafetería privada o vender frituras de harina, donde
ganan cinco veces más que dando clases.
Solo en La Habana hay un déficit de cuatro mil
maestros de primaria y secundaria. Para tapar el parche, prepararon
educadores en cursos exprés. Un orgulloso Fidel Castro los denominó
‘maestros emergentes’. En la calle la gente les colgó el mote de
‘maestros instantáneos’.
“Lo principal es que no tienen vocación. Además de
su deficiente preparación, súmale los métodos pedagógicos desfasados”,
señala Osvaldo, profesor jubilado.
Sergio es maestro emergente. Se enroló en el
magisterio para escapar del Servicio Militar. “Opté por la pedagogía
para no vestirme de verde. No hay incentivos para educar en este país.
Los bajos salarios y escasa vocación impiden revertir la situación”,
comenta.
Zoila, maestra de primaria, considera que para
frenar el fraude académico consentido debe darse mayor autonomía al
profesor, perfeccionar los contenidos de estudio y que los maestros
mejor preparados den clases en la enseñanza primaria. “Es en primaria
donde se forjan los futuros profesionales. En Cuba la pirámide está
invertida. Los mejores profesores dan clases en la universidad y los
peores en la primaria”.
En las calificaciones también influyen los regalos
hechos por los padres. “Uno los categoriza. Si te dan cosas de calidad,
como un ventilador o dinero, el trato es exquisito y siempre al alumno
se le da el máximo en las notas”, confiesa una profesora.
Un estudiante cuenta que según el rigor del examen,
se le paga al profesor: “Puede variar de 5 a 20 cuc. Hay maestros más
baratos que otros. Y están los incorruptibles, pero son los menos”.
En 2013, la aburrida prensa oficial denunció un
escándalo de fraude escolar en el bachillerato. Los maestros
involucrados fueron a parar tras las rejas. Pero la medida
ejemplarizante no ha disminuido el negativo fenómeno.
“Por cien pesos [$4 dólares], la subdirectora del
colegio de mi hija da clases en su domicilio. Lo que ella repasa, a
veces sin cambiar una coma, es lo mismo que sale en examen. Yo no lo
hago, pero otros padres pagan ese tipo de repaso, que es un fraude
sutil”, comenta Sandra, ama de casa.
Aunque la actual ministra de Educación, Edna Elsa
Velázquez, ha declarado públicamente su empeño en arrancar de raíz el
fraude escolar, la tarea se antoja una batalla utópica.
“Apoyo la tenacidad de la ministra. Pero es un mal
afincado y alimentado durante años por el propio Estado. Es luchar
contra molinos de viento”, señala una maestra habanera.Cubanos en la red social/IVÁN GARCÍA/Diario las Americas
Yo fui profesor hace mucho tiempo cuando era obligado un 100% de aprobados y nunca se me olvidara la frase de un profesor.."Yo no lo suspendo q. lo suspenda la vida."
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