Titulares
- Back to Home »
- #Cuba: La libreta de racionamiento, recordista cubana
Posted by :
Pantalla Cubana HD
martes, 10 de junio de 2014
Fue implantada en 1962. Y si no está, debería estar en el Libro de Récords Guinness.
Es una cartilla de pésima cartulina y varias hojas, donde un bodeguero
apunta los alimentos que el Estado mensualmente vende a los ciudadanos
previamente registrados.
Desde que en 1965 nací, la libreta de racionamiento forma parte de la vida deprimida y repleta de escaseces de los cubanos.
Antes del 'período especial', una crisis cinco veces peor a la que sufre
el mundo actual, donde hubo apagones de hasta 16 horas y gente que para
apaciguar el hambre comió gatos, cáscaras de plátanos y hollejos de
toronja, la libreta te permitía comprar aceite y carne de res cada
quince días.
Hubo una vez, que el "gobierno benefactor" de Fidel Castro se dio el
lujo de vendernos latas de leche condensada y botellas de cerveza.
Después de esa guerra sin tronar de cañones que fue el 'período especial', la denominada canasta básica se redujo drásticamente.
A duras penas, cada mes tenemos derecho a comprar un panecillo diario
-casi siempre pésimo- de 80 gramos, 7 libras de arroz, 20 onzas de
frijoles negros y colorados y un sobre de café, hasta hace un par de
años, mezclado con chícharos. Ahora, dicen que es puro, pero igual de
malo.
La recordista libreta cubana, cada mes también nos ofrece media libra de
picadillo ligado con una soya de desagradable olor, media libra de
pescado o una libra de pollo y 10 huevos… y para de contar.
A ratos, cuando se acuerdan, los burócratas de comercio interior
-organismo que controla lo que se vende por la libreta- ofrecen media
libra de aceite por consumidor, un tubo de pasta de dientes, un jabón de
baño y uno de lavar. Artículos todos de calidad deplorable.
En 2010, después que los cubanos llevábamos más de cuatro décadas
habituados a adquirir productos alimentarios de forma racionada, el
presidente del país dijo que “resultaba incosteable mantener una serie
de gratuidades”. Me pregunto, si a alguien, en su sano juicio, le gusta o
prefiere depender de los insuficientes alimentos que nos vende el
gobierno verde olivo.
Son baratos, es cierto. Pero lo ofrecido por la libreta solo alcanza
para comer durante diez días. Después, arréglatelas como puedas.
De manera intermitente, en la isla circula el rumor de que a la longeva
cartilla le llegó su hora final. Luego, se desvanece y por momentos
desaparece la bola sobre su próxima desaparición.
La libreta nunca resolvió nada, pero complementaba la alimentación de
infinidad de hogares. Es una incógnita, e incluso gente de a pie hace
apuestas: si cuando no haya libreta, a precios asequibles, se podrán
comprar el arroz y los frijoles, el alimento habitual de los cubanos.
La carne, bien gracias. Hace años que la carne de res desapareció en
combate, y la de cerdo y carnero han ido encareciendo y cada vez menos
personas la pueden consumir regularmente.
En el aire flota otra interrogante: si después que a determinados
sectores, entre ellos el de salud pública, le han subido sus salarios,
aumentarán las pensiones de jubilados y pensionados. Si alguien necesita
adquirir más alimentos ofertados por la libre, como frutas, viandas y
verduras, y cuyos precios no son baratos, son los ancianos.
Habrá que esperar para saber si finalmente desaparece o no la libreta de
racionamiento. Los más optimistas creen que peor no vamos a estar. Los
pesimistas piensan que la pobreza y las tensiones sociales aumentarán.
Oscar, chofer de un taxi particular, todos los días se pregunta cuándo
va a tocar fondo la larga crisis económica. Que en el caso de Cuba
parece estamos lejos de tocarlo. Con libreta o sin libreta.
Cubanos en la red social/ Iván García