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- #Cuba: Nos maltratamos entre nosotros mismos
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Pantalla Cubana HD
domingo, 22 de junio de 2014
Antes de marcharse de su primera visita a Cuba, José Vila, un turista español de 58 años, me dijo: ¨Me llevo la impresión de que los cubanos se odian¨. A Vila le desencantó que el enfado con el que trabajan los empleados en los comercios de la isla, se vierta sobre los clientes.
Una semana después un turista italiano, Vito Liquera de 66 años, me comentó: ¨No sé cómo los cubanos pueden con tanto menosprecio. No podría vivir en un país así¨. Vito no concibió porqué los empleados de gastronomía y comercio le daban la espalda o lo ignoraban cuando intentaba comprar algo.Molestias por doquier
¨A donde quieras que vas, te molestas¨, una opinión convertida en slogan dentro de la isla. Después de las limitaciones del gobierno, los cubanos de a pie identifican el sector de servicios como la fuente inagotable de irritación.
Comercio, transporte, comunicaciones, administración y salud pública, son las áreas destacadas al mencionar a quienes machacan la ya difícil existencia. Recibe las críticas en mayúscula, la red de comercio y gastronomía estatal (con despuntes en la privada). Entre las más señaladas por la población, se encuentran: La desatención y robo al cliente, maltrato verbal por parte del empleado, desinterés en la venta, falta de higiene y medidas arbitrarias que violan los derechos de los usuarios.
Un ejemplo frecuente es lo sucedido en días pasados la tienda ¨Italia¨ del mercado Carlos III, en Centro Habana, cuando abrió la venta con el polémico papel sanitario. El local de unos 50 metros cuadrados y poca variedad de artículos en su salón principal, limitó la entrada a 15 personas. Según el dependiente Ángel Rodríguez la restricción fue ordenada por el gerente de la tienda.
La larga cola de compradores formada con rapidez, fue obligada a esperar (al sol) mientras la tienda se mantenía prácticamente vacía. Las reclamaciones de los clientes por el derecho al buen trato fueron asumidas por Rodríguez como “instigación al desorden público”.
Como conclusión a la protesta, la empleada del guardabolso de la tienda gritó el verdadero motivo del maltrato: la venganza. Ella recordó a los presentes el menosprecio que sufre cuando realiza algún trámite administrativo.
¨Después del mediodía, no se trabaja¨. Frase con la que los cubanos describen al sector administrativo estatal. Cerrados por fumigación es una estrategia de moda. En no pocas ocasiones la administración convenía con los fumigadores… y la tarde queda libre. Complicar trámites para obtener favores, la indolencia y el maltrato verbal son las peculiaridades del maltrato mencionadas con mayor frecuencia por la opinión pública.
Como si fuera una maldición social, el círculo de maltratos se hace interminable. Los establecimientos públicos dejan una sola puerta de entrada y salida donde se aglomeran las personas. Los dependientes y funcionarios estatales se ausentan e ignoran a los usuarios. Hospitales como el Pediátrico de Centro Habana, niega la asistencia médica a los niños si los padres no deciden cuál de los dos entrara a la consulta.
Origen y detonante
Durante un espectáculo el pasado mes en el teatro Karl Marx, el escritor y humorista Nelson Gudin satirizó la realidad de los cubanos. Durante el monologo aclaró: ¨El que pagó pa´ reírse conmigo se embarcó porque esta noche vamos a llorar aquí¨.
El origen del maltrato entre los cubanos que se expande como una plaga, tiene sus múltiples causas en la realidad que vivimos. Las frustraciones, los bajos salarios, medidas antipopulares, represión, crisis educacional, desesperanza… Todas convergen en la degeneración de un sistema social que por su más de medio siglo de fracasos, mantiene a la sociedad sin visión del futuro.
Esa carga explosiva acumulada por años que a decir del humorista Gudin, los cubanos llevan por dentro, se evidencia en el menosprecio a la sociedad y detona con la violencia. La guagua es uno de los sitios donde se reúnen la frustración, el calor y el alcoholismo, la vía utilizada para huir de la realidad. Es el lugar donde el maltrato adquiere niveles de violencia.
Según el criterio de choferes, las guaguas cubanas son como cargamentos de TNT circulando por la ciudad. Alberto, chofer del P9, narra que las riñas en los ómnibus son de frecuencia diaria.
¨Yo detengo la guagua y me aparto…la gente se molesta por cualquier cosa… Te sacan un cuchillo de la nada¨. El pasado día de los padres, en la tienda Yurumí en Centro Habana, la empleada que cubría la entrada dijo algo que comienzo a escuchar con frecuencia en las calles.
Mientras ella restringía el acceso de los clientes al mercado, estos salían de la tienda con la compra atrapada como equilibristas porque no había bolsas de nylon. Cuando la cola fue creciendo y el mercado vaciándose, comenzó la protesta de los clientes. La justificación de la dependienta fue la frase que comienza a estar en boga. ¨Al final, nos maltratamos todos entre nosotros mismos¨